domingo, 7 de marzo de 2021

SARS-CoV-2 el abandono de las residencias de mayores durante la pandemia XXXIX

La vacuna de Astra Zeneca está causando bajas laborales en Profesores, Bomberos, Policías y Militares, que en 2 o 3 días presentan algunos síntomas como fiebre, inflamación del brazo, dolores de cabeza, etc. como reacción al pinchazo. Esto hecho no es indicador de que la vacuna no sea eficaz sino todo lo contrario, las reacciones provocadas por las vacunas son precisamente síntomas de que son efectivas e inducen la respuesta del Sistema Inmune.


Cuando comenzó la epidemia, enseguida nos dimos cuenta de que las personas mayores iban a ser los más afectados por el coronavirus, los ancianos han sido sin duda el sector más vulnerable y con peor pronóstico debido a su comorbilidad  y a la fragilidad asociada al envejecimiento. El Gobierno lo sabía antes que nosotros, pues tenía información puntual de lo que estaba sucediendo, a pesar de ello no atendió las recomendaciones del representante de la OMS en Europa Hans Henri P. Kluge que decía: «Apoyar y proteger a las personas mayores que viven solas en la comunidad es asunto de todos. Les recuerdo a los gobiernos y las autoridades que todas las comunidades deben recibir apoyo para realizar intervenciones que garanticen que las personas mayores tengan lo que necesitan. Todas deben ser tratadas con respeto y dignidad durante estos tiempos. No podemos dejar a nadie atrás». Las palabras de Kluge eran claras "las personas mayores como pacientes deben recibir tratamiento adecuado a la enfermedad". Pero en los inicios de la pandemia la obsesión de los políticos era que no se alarmara la población, toda la información que dieron a los ciudadanos a través del Dr Simón iba en esa dirección  "tranquilos, no hay circulación del virus", "como mucho serán uno o dos casos" y más adelante "no hay trasmisión descontrolada ni muchísimo menos" etc. 

A pesar de que el Gobierno tenía en su poder informes científicos en los que se recomendaba la urgencia de tomar medidas de confinamiento estricto de la población, tardó al menos 2 semanas en tomar la decisión (como ya se ha indicado en la entrada del día 25 de febrero, eso supuso la pérdida de 20.000 vidas humanas  que se podían haber salvado si el Gobierno hubiera sido mas diligente).

El día 5 de marzo de 2020 El Catedrático Adolfo García Sastre Director del Instituto Global de Salud y Patógenos Emergentes en la Escuela de Medicina del Hospital Monte Sinaí advertía: "Lo primero es tener cuidado con la gente mayor y la gente inmunosuprimida. En residencias de ancianos hay que poner medidas, porque si entra el virus el nivel de mortalidad es mucho mayor. Lo más importante es intentar evitar la enfermedad en ese sector." 

Ese mismo día el Ministerio de Sanidad del Gobierno de España emite unas Recomendaciones a residencias de mayores y centros sociosanitarios para el COVID-19

Según los datos proporcionados por el Instituto de Salud CarlosIII, en el día 2 de marzo se producían 806 casos diarios, el día 8 de marzo (el de la manifestación feminista) se contabilizaban 2.199 casos y seis días después, el día 14, cuando se decretó el Estado de Alarma, se confirmaron 7.489 casos.

Por fin el día 14 de marzo el Gobierno de España declaró el estado de Alarma y bajo la dirección del Presidente del Gobierno, (mando único) se nombraron autoridades competentes delegadas, en sus respectivas áreas de responsabilidad: a) La Ministra de Defensa. b) El Ministro del Interior. c) El Ministro de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana y d) El Ministro de Sanidad. Teóricamente bajo el mando de este último, era el Vicepresidente segundo y Ministro de Asuntos Sociales y agenda 2030 el responsable de las Residencias de mayores.

¿Quién era realmente la autoridad a cuyo cargo estaban las Residencias de mayores al comienzo  de la pandemia?. Las Residencias de ancianos  son Instituciones sociales y no tienen carácter sanitario , muchas de ellas ni siquiera tienen un médico en su plantilla. Si a los Hospitales la pandemia les cogió desprevenidos y en los primeros momentos tuvieron que reorganizarse, habilitar espacios, separar "zonas sucias" de "zonas limpias" y afrontar la situación sin tener el material imprescindible y ni siquiera los equipos de protección necesarios para el personal sanitario, es fácil suponer que en las Residencias de mayores la situación todavía fue mucho peor, al no contar  con personal sanitario, ni con lo necesario para tomar medidas de emergencia, ni con planes de organización durante la pandemia, ni con equipos de protección, ni siquiera con el necesario apoyo de las Instituciones.

¿Qué sucedió con las Residencias de ancianos? 

¿Quién era el responsable gubernamental durante la pandemia de esos establecimientos? 

¿Qué medidas preventivas se decretaron desde el Gobierno para la protección de nuestros mayores en las Residencias?

¿Qué protocolos se establecieron para evitar la entrada del virus en esas Instituciones?

¿Qué personal de apoyo se destinó a esos centros?

¿Qué normas elementales de actuación se decretaron en caso de infección?

¿Se adjudicó personal médico para atender los brotes que surgían en las Residencias?

¿Se prestó la asistencia sanitaria a los ancianos cuando caían enfermos?

¿Qué medicamentos recibieron para mejorar su situación?

¿Se les suministró oxígeno cuando lo necesitaron?

¿Se trasladaron a las UCIs cuando estaban graves?

¿En qué condiciones pasaron sus últimos días nuestros mayores?

Todas esas preguntas y muchas más nos hacemos y sobre todo se las hacen más de 30.000 familias españolas cuyos mayores han perdido la vida en las Residencias españolas durante esta pandemia. Solo en las Residencias se han producido más de 86.000 contagios y en ellas han perdido la vida alrededor del 44% de todos  los fallecidos en esta pandemia en España (según a las cifras confirmadas oficialmente por el Gobierno).

La organización Médicos sin Fronteras describe así la actuación de las Autoridades en las Residencias de mayores: Poco, tarde y mal: denunciamos el inaceptable desamparo de los mayores en las residencias durante la COVID-19 en España.

"Durante nuestra intervención, constatamos que no se priorizaron las derivaciones hospitalarias ni los circuitos preferentes, ni otros recursos disponibles, para que las personas enfermas fueran trasladadas a otros centros u hospitales. Y las residencias, lugares para la convivencia y el cuidado y no para el tratamiento medicalizado, se vieron obligadas a dar unos cuidados para los que, a pesar de su buena voluntad, no estaban preparadas. Las residencias y sus trabajadores carecen de recursos, infraestructura, formación o responsabilidad para la atención médica y tampoco hubo una respuesta inmediata, adecuada y orientada a salvar vidas, y coordinada con los servicios asistenciales y de salud", explica la responsable de Médicos sin Fronteras.

Algunas organizaciones como Medicos del Mundo han prestado una valiosa ayuda en más de 20 Residencias de Castilla y León y de Castilla la Mancha formando a profesionales sociosanitarios en la prevención y control a través de la delimitación de zonas rojas y verdes, el manejo de los casos positivos, el aislamiento, la gestión de los cadáveres y la instrucción en el uso de los EPIs etc.

También el ejército ha desempeñado importantes labores de desinfección, organización y estrategia cuando se solicitó su apoyo.

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