En el campo de las ciencias Químicas, como en el resto de las Ciencias, los científicos siempre han perseguido buscar nuevas soluciones para conseguir el bienestar de la humanidad, pero en Quimica como en Biología y en Física, no se ha podido evitar que en ocasiones se haga un mal uso de los conocimientos y una buena prueba de ello es la utilización de sustancias químicas en la guerra.
El empleo de sustancias químicas en la guerra viene desde la antigüedad:
Los espartanos usaron humos tóxicos de azufre contra las fortalezas atenienses en el siglo V a.C. En tiempos de Alejandro Magno (siglo IV a.C.) se mezclaban azufre, cal viva y ceniza para conseguir un polvo irritante para la piel y para los pulmones de los enemigos.
En el siglo XV en la batalla naval de Ponza se emplearon productos cáusticos irritantes y en las batallas contra los turcos. En ese siglo y en el siguiente los venecianos emplearon sustancias venenosas en la munición de morteros y ya en el siglo XVII se usaron en artillería granadas de humo y proyectiles con ácido nítrico y trementina.
En el siglo XIX se fabricaron proyectiles con sustancias químicas agresivas y en el ataque a Sebastopol en la Guerra de Crimea se usaron proyectiles con tetrametildiarsina y dióxido de azufre, también en la Guerra Civil norteamericana se emplearon proyectiles con ácido cianídrico, cloro y compuestos arsenicales.
Pero realmente el uso de armas químicas comenzó su desarrollo durante la Primera Guerra Mundial, los primeros intentos los hicieron los rusos utilizando cloropicrina y los alemanes con el gas T. Francia e Inglaterra utilizaron gases lacrimógenos como etil-bromo-acetato y etil-yodo-acetato.
En 1914 los alemanes usaron un irritante pulmonar cloro-sulfato de dianisida en sus proyectiles y más tarde bromuro de xililo contra rusos.
El químico Fritz Haber propuso a los alemanes usar gas cloro en el frente, su esposa también química se opuso por considerarlo una perversión de la ciencia, pero los alemanes acuciados por las circunstancias adversas de la contienda, decidieron hacerlo y para ello prepararon gran cantidad de cilindros de gas a presión y en Bélgica en el frente del ejército francés, cuando el viento resultó favorable, liberaron 160 toneladas de Cl gas que se dispersaron rápidamente, al ser más denso que el aire, el gas de color verdoso formó una nube de 1 o 2 metros pegada a la superficie del terreno inundando trincheras y parapetos, el gas picante les impedía respirar, más de mil soldados murieron y otros 5000 resultaron afectados. Este tipo de ataque se repitió en otras 5 o 6 ocasiones. Haber fue considerado un héroe por los alemanes y su mujer se suicidó pegándose un tiro.
A partir de ese momento estalló la escalada química y Franceses e Ingleses comenzaron a usar cloro contra los alemanes en Loos y más tarde una mezcla de cloro, fosgeno y cloropicrina. Otros productos químicos que se experimentaron fueron el difosgeno, el cianuro de hidrógeno, y el cloruro de cianógeno, los alemanes empezaron a usar agentes vesicantes mostaza y los ingleses usaron por vez primera lanzadores de gases y una mezcla de fosgeno, difosgeno y difenil cloroarsina (que provoca el estornudo e impide el uso de máscaras antigás). Los alemanes llegaron a fabricar 300 toneladas al mes de gas mostaza y el último agente desarrollado por los americanos fue el "rocío de la muerte" que no se llegó a utilizar al firmarse el armisticio.
Durante la Segunda Guerra Mundial
Alemania produjo más de 70.000 toneladas de productos químicos para la guerra destacando el agente nervioso Tabun, Sarín, gas mostaza, fosgeno y mostazas nitrogenadas para la dispersión de estos agentes se utilizaron, proyectiles, bombas, cohetes y lanzadores Nebelwerfer de 6 cañones.
Japón fabricó unas 8.000 toneladas de productos químicos: gas mostaza, mostaza-lewisita-fosgeno y cianuro de hidrógeno que cargaron en bombas, granadas y proyectiles.
A partir del año 1940 los Estados Unidos fabricaron casi 150.000 toneladas de agentes químicos como fosgeno, lewisita, gas mostaza, ácido cianhidrico y cloruro de cianógeno que montó en bombas y cohetes
Todos estos gases no llegaron a utilizarse en Europa, los japoneses usaron iperita, fosgeno y lewisita en China y los alemanes parece que usaron gas mostaza en Varsovia por error, pero los nazis usaron estas armas para matar judios en los campos de concentración.
El 13 de enero de 1993 se firmó una Convención sobre la Prohibición del Desarrollo, Producción, Almacenaje y Uso de Armas Químicas y sobre su destrucción y está vigente desde el 29 de abril de 1997.
Si embargo en la actualidad hay una lista de agentes químicos que preocupan especialmente porque se sospecha, a partir de los atentados del 11 de septiembre de 2001, que podrían ser utilizados por terroristas islámicos:
HEMOTÓXICOS: Ácido cianhídrico, cloruro de cianógeno.
INCAPACITANTES: Bencilato de 3-quinuclidinilo (BZ), LSD.
INCENDIARIOS: Gasolina, propano.
METALES PESADOS: Arsénico, plomo, mercurio.
NEUROTÓXICOS: Tabún, Sarín, Somán.
PESTICIDAS: Fosforados, clorados.
TÓXICOS VOLÁTILES: Benceno, cloroformo, trihalometano.
TÓXICOS PULMONARES: Fosgeno, cloro, cloropicrina.
TÓXICOS INDUSTRIALES: Cianidas, nitrilos, ácidos nítrico y sulfúrico.
VESICANTES: Lewisita, mostazas.
OTROS: Dioxinas, furanos, explosivos nítricos.
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