lunes, 31 de mayo de 2021

SARS-CoV-2 el juego sucio de los políticos LXXXIX

En la reciente entrada del día 27 hemos comentado la situación que se ha creado en España como consecuencia de los diferentes criterios sobre qué vacuna poner a los ciudadanos a los que se puso la primera dosis de AstraZéneca.

Al final la Ministra de Sanidad ha recomendado, tras un retraso considerable, el uso de Pfizer en la segunda dosis y comentábamos que los implicados, profesores y sanitarios, han decidido en su inmensa mayoría utilizando su sentido común, volverse a poner AstraZéneca

Al recibir la primera dosis tuvieron que asumir el riesgo, aunque mínimo, de sufrir un Síndrome de Trombocitopenia Protrombótica Inmune inducido por la vacuna de AstraZéneca, pero como con esa primera dosis no desarrollaron ese síndrome, lo lógico es que al no ser susceptibles, tampoco lo desarrollarían con una segunda dosis. El Ministerio de Sanidad con su decisión pretendía que estas personas asumieran además un nuevo riesgo: el de sufrir una pericarditis, también poco frecuente, debida a la inoculación de una segunda dosis de Pfizer. 

Y aquí viene lo peor. el sucio manejo de la información.

Yo desconozco, como la inmensa mayoría de los ciudadanos, -el actual Gobierno no es precisamente un ejemplo de transparencia, como tampoco lo han sido los anteriores-, las razones que tiene la Sra. Ministra para recomendar Pfizer.

Lo que si está claro es que la Sra. Ministra tenía una información que no había trascendido (el fallecimiento en España de cuatro ciudadanos tras recibir la vacuna de AstraZéneca), seguramente porque no interesaba al Gobierno poner esa información en conocimiento de los ciudadanos. Pues bien, como los profesores y sanitarios se han negado a seguir las pautas recomendadas por el Ministerio, y eso parece haber contrariado a Dña Carolina, esta no ha dudado en sacar a la luz esa información para conseguir "sus propósitos".

Y yo me pregunto ¿Hasta que punto es lícito ese manejo tan sucio y mezquino de la información?

Los ciudadanos damos nuestro voto a los políticos no para que nos engañen, sino para que hagan las cosas bien, honestamente, dignamente. La información que poseen debe de servir para mejorar la vida de las personas, por tanto debe de ser completamente transparente y nunca debe de ser ocultada a los ciudadanos y mucho menos manipulada para lograr sus oscuros intereses.

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