Según Hess el suelo oceánico se expande a partir de las dorsales oceánicas. Allí surge magma del interior que, al enfriarse y consolidar, forma nueva corteza oceánica, que se desplaza en sentidos opuestos a ambos lados de la dorsal.
Los basaltos de los fondos oceánicos poseen pequeños cristales de magnetita y otros minerales de hierro que, cuando el magma está fundido, se orientan hacia el polo norte magnético terrestre, y cuando se enfría el magma y la roca consolida, quedan permanentemente orientados en esa dirección.
Los cristales de magnetita estarán por tanto orientados en la roca en la dirección del norte magnético en el instante de su consolidación.
Esos cristales orientados son auténticas "brújulas fósiles" y a este fenómeno se le denomina Paleomagnetismo.
El Paleomagnetismo fue utilizado por F. J. Vine y D. H. Matthews para el estudio de los fondos oceánicos.
Vine y Matthews investigaron estas "brújulas fósiles" en las proximidades de la dorsal y descubrieron una llamativa magnetización en bandas paralelas de polaridad alternante a ambos lados a partir del eje de la dorsal.
Las bandas blancas del esquema se formaron cuando el polo norte magnético estaba en la zona superior y hacia allí quedaron orientados sus cristales.
Las bandas oscuras por el contrario, se formaron cuando el polo norte magnético estaba en la parte inferior.
Las bandas que se están formando en este instante en el esquema tienen sus cristales de magnetita orientados hacia abajo, por estar abajo el norte magnético en ese momento.
Hoy sabemos que el campo magnético terrestre ha sufrido a lo largo de los últimos 200 millones de años numerosas inversiones, sin que por el momento se pueda explicar adecuadamente el origen de este fenómeno, quizá se deba a la peculiar estructura del núcleo terrestre, cuyo núcleo interno, de hierro sólido, gira dentro del núcleo externo que está formado por hierro líquido, en el que se produce la interacción de las corrientes de convección debidas a la temperatura y el "efecto Coriolis" del giro del planeta.
La última inversión del campo magnético terrestre es la inversión de Brunhes-Matuyama, que ocurrió hace 780.000 años. Según la revista Investigación y Ciencia el campo magnético terrestre se está debilitando muy rápidamente, por lo que es muy posible que antes de 2000 años se produzca una nueva inversión.
Los resultados obtenidos por Vine y Matthews confirmaron de manera definitiva la TEORÍA DE LA EXPANSIÓN DEL FONDO OCEANICO propuesta por Hess.
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