Como se ha visto, los radicales (antes "radicales libres" ver entrada anterior) son átomos o moléculas químicas que presentan alta reactividad por poseer electrones desapareados.
En el cuerpo humano se producen de forma natural antioxidantes que usan para neutralizar los radicales que se generan en nuestro metabolismo (antioxidantes endógenos). Pero también se pueden obtener antioxidantes suplementarios (exógenos) a través de una dieta equilibrada. Hay muchos alimentos como frutas, verduras y cereales que, además de proporcionarnos nutrientes esenciales, también nos aportan una dosis importante de antioxidantes como:
- beta-caroteno,
- licopeno
- vitamina C (ácido ascórbico) hidrosoluble
- vitamina A (retinol ) liposoluble
- vitamina E (tocoferol) liposoluble.
Hay que tener también en cuenta que, estas dos últimas, en exceso pueden producir hipervitaminosis.
Los antioxidantes son compuestos químicos que bloquean la actividad de
los radicales. Los radicales, como ya hemos visto, son
altamente reactivos y existe la posibilidad de que puedan causar daños a las células y transformaciones químicas en moléculas como las proteínas o el DNA, lo que podría llegar a inducir la aparición de un cáncer.
Además de los radicales que se forman naturalmente en el cuerpo, algunas
toxinas ambientales pueden contener altas concentraciones de radicales o
pueden estimular a las células del cuerpo para que produzcan más.
Pero también hay que tener en cuenta que la investigación en humanos no ha demostrado con certeza hasta hoy que el tomar
complementos de antioxidantes pueda ayudar a reducir el riesgo de padecer cáncer o de
morir por esta enfermedad.
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