jueves, 7 de noviembre de 2013
FLEMING. La genialidad de aprender de los errores
Alexander Fleming (1881-1955) médico y bacteriólogo británico, dedicó su vida a la investigación de sustancias que sirvieran para combatir las enfermedades sin dañar al hombre.
En 1921 descubrió la lisozima, enzima presente en las lágrimas, la saliva y la clara de huevo y que posee propiedades antimicrobianas.
En el año 1928 y tras un error (uno de los cultivos bacterianos con los que trabajaba se contaminó accidentalmente con un hongo), en vez de destruir el cultivo, que era lo que se suele hacer en estos casos, lo contempló con detenimiento y observó que alrededor del hongo había una zona en la que las bacterias no crecían (Lo que hoy conocemos como "halo de inhibición") y Fleming pensó que el hongo debía de producir "alguna substancia" que no dejaba crecer a las bacterias. Como el hongo era del género Penicillium, llamó a esa substancia penicilina.
Hubo que esperar hasta el año 1939 para que Howard FLOREY y Ernest CHAIN lograran aislar la penicilina y producirla en cantidad suficiente como para poderla utilizar con las personas enfermas.
El uso de los antibióticos abrió una nueva era en el desarrollo de la medicina.
Los antibióticos nos permiten luchar contra las enfermedades producidas por bacterias y para hacernos una idea de la importancia que los antibióticos han tenido para el hombre, basta recordar que tan solo en una epidemia de peste de las que se producían en Europa, podía morir la mitad de la población del continente. Esas muertes y las producidas por muchas otras bacterias, se evitan en la actualidad con el uso de antibióticos.
En 1945 Fleming, Florey y Chain recibieron el Premio Nobel de Fisiología y Medicina por el descubrimiento y obtención de la penicilina (sin duda alguna el acontecimiento científico que más vidas ha salvado en la historia de la humanidad, y todo gracias a un error).
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