lunes, 1 de junio de 2020

Enfermedades nosocomiales, el proceso evolutivo continúa.


En los años 1999, 2007 y 2015 un hongo del género Aspergillus generó gran alarma social, pues tuvieron que clausurarse algunos quirófanos de distintos hospitales españoles  debido a la muerte de pacientes que, durante las operaciones a las que habían sido sometidos, resultaron infectados por el hongo. Hospitales de Madrid, Alcalá de Henares, Barcelona, Bilbao, Mallorca, Zaragoza, Vigo y Ávila  presentaron varios casos muy alarmantes. (El Aspergillus fumigatus puede ocasionar una aspergilosis invasora que conlleva elevados índices de mortalidad).

Aspergillus fumigatus

Además del Aspergillus, también son muy frecuentes en los centros hospitalarios las infecciones por el hongo Candida albicans, así como por las bacterias Klebsiella pneumoniae, Pseudomonas aeruginosa, Staphylococcus aureus, Legionella pneumophila y Escherichia coli o diversos virus como el de la hepatitis, rotavirus, enterovirus, citomegalovirus y herpes simple.

Las enfermedades nosocomiales (del griego nosocomio: hospital, lugar donde se cura) son relativamente frecuentes en todos los Hospitales europeos, el porcentaje de los pacientes que se ven afectados por estas infecciones hospitalarias oscila entre un 7% y un 10%, aunque en casos excepcionales se puede llegar puntualmente hasta un 20% (En España normalmente nos movemos alrededor del  8 %). 
Se podría pensar que estos casos se deben a la falta de higiene en determinados Hospitales, o a que no se cumplen debidamente los protocolos de desinfección establecidos, pero esa conclusión es por lo general incorrecta. Los quirófanos y demás instalaciones hospitalarias son sometidos regularmente a exhaustivos protocolos de desinfección y la higiene en la mayoría de los casos es extrema, pero en algunas ocasiones los microorganismos más resistentes a antibióticos de amplio espectro, productos químicos y desinfectantes consiguen aguantar en esos ambientes y pueden infectar a  pacientes susceptibles como los inmunodeprimidos.  Es un caso de adaptación a las adversas condiciones de ese hábitat, en el que solo pueden sobrevivir los microorganismos más aptos, un claro ejemplo de la continua evolución de las especies.

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