En el siglo XIX el científico alemán Friedrich Wöhler sintetizó un compuesto orgánico: la urea a partir de algunas moléculas inorgánicas.
En 1924 el bioquímico soviético Aleksandr Oparin en su libro "Proischogdenie Zhizni" (El origen de la vida) presenta la vida como la culminación de una prolongada evolución química anterior a la propia evolución biológica. Según Oparin la primitiva atmósfera terrestre no contenía oxígeno, en su composición había hidrógeno, amoniaco, metano, y otras moléculas simples. Estas moléculas habrían reaccionado entre si en la atmósfera, en los océanos o en la superficie de la Tierra con el calor del sol y los rayos de las tormentas y se habrían formado monómeros como los aminoácidos y posteriormente polímeros como las proteínas.
Poco después el biólogo ingles John B. Haldane llegó a esas mismas conclusiones sin conocer la obra de Oparin.
A comienzo de los años cincuenta Stanley L. Miller del Laboratorio Harold C. Urey de la Universidad de Chicago diseñó un circuito para reproducir las condiciones de la Tierra en el pasado y, para comprobar si las hipótesis de Oparin y Haldane eran ciertas, preparó "una especie de alambique" que tenía un recipiente 1 con agua (la HIDROSFERA) otro recipiente 2 en el que puso algunos gases como CH4 (metano), NH3 (amoniaco), H2 (hidrógeno) y H2O (el vapor de agua procedente del calentamiento del recipiente 1) (la ATMÓSFERA). En ese recipiente conectó unos electrodos que emitían chispas (las descargas eléctricas de las tormentas).
Calentando el recipiente 1 (el calor del sol) se formaba vapor de agua que circulaba por el circuito hasta el recipiente 2 las descargas eléctricas actuaban sobre la mezcla de gases que se enfriaban en un condensador. Después de circular la mezcla durante unos días, se tomaron muestras y se pudo comprobar que en el fluido aparecían compuestos como Glicocola, Alanina, Prolina, Ácido aspártico, Valina, etc. que son aminoácidos muy importantes en la composición de las proteínas.
Curiosamente estos aminoácidos fueron detectados, en una proporción muy similar a la obtenida por Miller con su experimento, al analizar la composición de un meteorito que cayó en Murchinson (Australia) unos años después.
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