El virus del Ébola, denominado así porque los primeros casos aparecieron en las inmediaciones del río Ébola en la República Democrática del Congo en el año 1976, es un virus alargado (Filovirus) de unas 0,08μ micras de diámetro y hasta 14μ de longitud, es un virus RNA y su nucleoide está rodeado de una cápsida helicoidal. Produce una enfermedad hemorrágica grave y muy infecciosa que se transmite por contacto con los fluidos corporales y posiblemente por fómites.
Los síntomas de la enfermedad son: fiebre, dolor de garganta, dolor muscular y de cabeza, náuseas, vómitos y diarrea. En los casos más graves se producen procesos hemorrágicos y fallo renal y hepático que suele acarrear la muerte del paciente.El virus tiene su reservorio en los murciélagos de la fruta en los que no causa mayores problemas pudiéndose transmitir a monos o a humanos por medio de fluidos corporales.
La mayor parte de los brotes de esta enfermedad se han producido en las regiones tropicales del África subsahariana y la tasa de mortalidad ha variado desde el 50% y el 90%. El más importante fue el del año 1976 en la República Democrática del Congo y en Sudán del Sur, se contabilizaron más de 3500 infectados y hubo más de 2800 fallecidos.
Este virus, así como otros virus RNA, son los agentes patógenos que más preocupan en la OMS como causantes de posibles pandemias en el futuro.
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